Esta relación ha sido y continúa siendo un objeto de debate del que aún no se ha llegado a un consenso. Algunos artistas creen que el arte, como forma de expresión tan única y trascendental, no puede estar relacionado con algo meramente transaccional como el dinero. Otras personas, en cambio, afirman que el dinero sí es necesario y forma parte de todos los aspectos de la vida, incluyendo lo relacionado con el mundo artístico. El surgimiento de los NFT no hicieron más que generar nuevamente esta contradictoria discusión, aunque también podría ser una excelente oportunidad para analizar mejor esta relación.
En los próximos apartados vamos a estudiar a detalle sobre el arte y el dinero, profundizando sobre cuál es la necesidad de su relación, y si lo económico es capaz de afectar la calidad de lo artístico.
¿Por qué se afirma que el arte y el dinero están en “conflicto”?
Resulta imposible determinar actualmente, algo que no involucre el dinero, ya sea una criptomoneda o una divisa tradicional. Incluso en la antigüedad, los artistas tenían como prioridad aquellas técnicas que pudieran generar mayores ganancias, antes de considerar aquello que personalmente les interesara. Y podemos citar muchos ejemplos de conocidas distintas y diferentes estrategias para hacer dinero con el arte.
En la edad media, los artistas acostumbraban a retratar obras relacionadas con la religión, con el objetivo de que la Iglesia Católica comprara sus piezas. Leonardo da Vinci, por ejemplo, no se destacó por tener una buena relación con la Iglesia y sin embargo, ha realizado algunas obras religiosas por encargo y otras por decisión personal. La primera en la que participa es en “El Bautismo de Cristo”, cuadro realizado por su maestro, Verrocchio, en la que Da Vinci trabajó sobre los dos ángeles que se encuentran a la izquierda del óleo.
Actualmente, estas piezas aún continúan guardadas en bóvedas, museos y monasterios en todo el mundo. Si observamos estas hermosas pinturas, nunca podríamos afirmar que el hecho de haber sido vendidas haya afectado en algo su calidad, o su validez. Aunque ya no nos encontramos en los tiempos donde la pintura al óleo era la única manera de retratar la realidad, algunos de estos conceptos siguen hasta nuestros días.
Pero si incluso los artistas en el pasado lo han hecho, ¿por qué muchos están en desacuerdo con el aprovechamiento económico del arte?
En principio, se argumenta que la necesidad de vender puede ser un factor que distorsiona la capacidad de expresión del ser humano. Si un artista se encuentra interesado en hacer dinero, entonces dejará de lado su criterio para responder a la demanda de cierto estilo o técnica que le podrá conseguir más interesados. Esta “eliminación del criterio artístico” se encuentra sustentada en que el mercado puede afectar negativamente al arte “sincero” que sólo busca expresarse.
No obstante, existen algunos conceptos erróneos alrededor de esta justificación. Si bien es posible que hasta incluso en épocas anteriores a la nuestra, existan grupos de poder que buscan utilizar el arte en su provecho, también existe una retroalimentación positiva que puede ayudar de ambas partes. El dinero es necesario en nuestra sociedad, y por lo tanto, también los artistas lo necesitan para continuar con su trabajo y dedicarse a mejorar las técnicas. Sin dinero, probablemente tendría que subsistir con otros oficios que le quitarán tiempo para perfeccionarse o invertir en mejores herramientas para lograr su arte.
Si lo situamos desde otra óptica, podemos observar que el mundo está rodeado de artistas que a pesar de seguir las tendencias, no han conseguido vender lo que esperaban. Esto nos puede indicar que no basta con sólo seguir una idea viral, o copiar un estilo que genera ganancias, sino en crear algo original que logre captar la atención de las audiencias y provocar emociones en ellas.
Las redes sociales pueden ser una excelente forma de ilustrar esta situación. Existen millones de contenidos que circulan, sin embargo, sólo unos pocos consiguen hacerse virales. Los motivos pueden ser varios: una imagen o mensaje impactante, entretenido o que ha conseguido despertar un sentimiento colectivo que valía la pena compartir con otras personas.
La relación del arte con el dinero y la tecnología
Como se comentó anteriormente, este debate se reavivó cuando surgieron los NFT y la especulación se convirtió en moneda corriente entre los artistas que pertenecían a este mercado. El auge de las obras digitales certificadas y su atractivo como inversión, elevan sus precios en un mercado incipiente al mismo tiempo que despiertan dudas sobre su verdadero valor artístico.
Los NFT están presentes en el mercado digital y lo podemos encontrar en el arte, música, elementos de videojuegos y videos. Traduciendo sus siglas en inglés, podemos determinar que NFT son Tokens No Fungibles, un activo que puede venderse o intercambiarse. Aunque pueden llegar a confundirse con las criptomonedas, es cierto que estos token guardan ciertas similitudes con ellas.
Su aparición en el arte supuso una respuesta proporcionando una prueba de autenticidad, lo cual impedía que circulan reproducciones o falsificaciones. En latinoamérica, los primeros artistas que incursionaron con NFT fueron el artista chileno Alberto Montt, quien vendió su viñeta “Viernes Santo” y el escultor colombiano Joaquín Restrepo con su obra “Intimus”.
Estos casos no son aislados, ya que no son pocos los artistas que buscaron explorar este nuevo nicho para obtener ganancias a partir de su arte. Antes del surgimiento de esta tecnología, el arte presentaba muchos problemas relacionados a la autenticidad, siendo dificultoso acreditar una propiedad sin caer en el plagio o copias no autorizadas de la creación.
Esto desalentó en gran parte a los creadores que buscaban hacer del arte su profesión, siendo una verdadera respuesta a una necesidad que venía creciendo desde el surgimiento del internet. Ciertamente, el arte y la tecnología están relacionadas, e inevitablemente estarán encaminadas hacia una fusión más íntima de lo que actualmente conocemos.
La colaboración entre las comunidades de arte y blockchain resultó ser muy conveniente. Con la inclusión de un NFT se puede confirmar la autenticidad, con el añadido de que se registra la historia de compraventas futuras, lo que supone que el artista puede obtener también los derechos de autoría de cada transacción. Las piezas podían ser acreditadas efectivamente por el comprador y, con el tiempo, pueden acrecentar su valor, tal como sucede con obras artísticas físicas, y ésta es una de sus grandes ventajas.
No obstante, un NFT representa también un valor financiero o un activo digital. Cuando se compra un NFT, se puede transferir, vender o regalar, pero no se puede copiar ni eliminar. Esto puede explicar el motivo por el cual tantas creaciones han conseguido valores astronómicos: la especulación frente a este valor frente a los inversionistas es lo que puede acrecentar su valor de formas inimaginables.
Con el nuevo BOOM de este mercado, los artistas, diseñadores y creadores de contenidos artísticos se vieron atraídos por comercializar sus trabajos por este medio. A diferencia del arte físico, ya no es necesario depender de intermediarios tal como galerías o casas de subastas para vender sus obras. Ellos pueden comercializar su trabajo directamente a los compradores y quedarse con un margen de beneficios mucho mayor. Al considerarse una propuesta muy atractiva, son cada vez más las figuras del mundo del arte que comienzan a vender piezas originales a través de NFT.
¿Por qué es importante la recaudación de los artistas?
Un artista perteneciente a las más diversas ramas de la expresión, como la música, la pintura, el modelado, y cinematografía, puede encontrarse con la imperiosa necesidad de recursos económicos. Pensar en los artistas como en personas económicamente activas es algo que dista de la idea general que se tiene sobre el arte, una idea que fue truncada por el imaginario del creador en conflicto, por creer que se trata de una actividad improductiva, por tomar a las expresiones culturales como algo secundario.
No obstante, la idea de ver a los artistas como seres humanos insertos en el mercado resulta una necesidad para reivindicarse como profesión. El concepto abstracto de que el arte no debe depender del dinero, suele llevar más problemas que soluciones para los mismos artistas. El valor monetario de sus obras significa respetar el trabajo del artista, y reconocerlo como un sujeto que ha invertido tiempo y esfuerzo en la realización de esa pieza.
Un bien cultural posee dos capitales o valores: el económico y otro simbólico. Esto convierte al objeto artístico en una mercancía de características diferentes, que puede transaccionar como cualquier otro tipo de objeto. Entonces el arte es una actividad distinta, no especial, dentro de un sistema capitalista. Una obra de arte creada por un artista es un producto que si bien tiene un valor simbólico como agregado, sigue siendo de consumo.
Estos conceptos podrían incomodar a ciertos artistas, quienes consideran que al hacerlo estarían “prostituyendo” su arte, a cambio de unas cuantas monedas. No obstante, a pesar del valor simbólico que puedan proveer a una pieza de arte, siempre será parte del mercado, algo que estará sujeto a una oferta y demanda del público que consume dicho arte.
El surgimiento de los NFTs y la implementación del arte a las tecnologías Blockchain pudieron suponer un momento bisagra, en el cual, una vez más, la expresión artística encontró un medio por el cual desarrollarse y difundirse. El arte se adapta a las formas en las cuales el ser humano puede transmitir estos sentimientos, y este factor subjetivo para comunicarnos. Sucedió con la aparición de la cámara fotográfica, con la aparición de software de modelado 3D y la edición de imágenes, y lo continuará haciendo con la implementación de las tecnologías que van a aparecer a futuro.
En definitiva, los críticos y expertos en arte aún tienen opiniones muy divididas sobre la implementación del arte en el mundo de los NFT, aunque ciertamente, aún es muy pronto para definir si se trata de una moda o de una verdadera revolución. A nuestro entender, como se comentó anteriormente, el arte debe adaptarse a las vanguardias, motivo por el cual es inevitable que lo continúe haciendo.
Otra cara del dinero y el arte
Michel Foucault en su obra reconocida “La peinture de Manet” ilustra magníficamente cómo un gesto que dio lugar a todas las vanguardias del siglo XX fue mostrar que el arte requiere siempre de medios, de soportes. Hasta el momento, aunque de forma implícita, no se ha comunicado directamente y había un halo de romanticismo que rodeaba a este tipo de expresión.
Asimismo, muchos artistas contemporáneos muy importantes han reflexionado sobre esto, manifestando en sus obras referencias a la materialidad que sostiene a la creación de sus piezas. Esto hizo llevar su análisis al propio concepto del dinero. Muchos artistas sostienen que el mismo nunca fue simplemente un medio para el intercambio o una representación de la calidad de la obra, sino que desde sus orígenes ha portado una carga representativa que lo convierte en potencial objeto de deseo y que, con la afirmación del interesado, acabó por consagrarse como un fin en sí mismo.
El dinero actualmente significa mucho más que algo transaccional. Actualmente, representa una imagen tan fuerte como Cristo en el Medioevo: una figura que convoca, que estructura el sentido de las vidas y protagoniza los deseos más íntimos de las personas. Cada moneda que tenemos en el saldo de las plataformas, o en los bolsillos, no es más que la representación de un poder, con el cual podemos hacer cumplir nuestras necesidades como personas.
El dinero, que todo lo mide cuantitativamente, no distingue entre arte escrito, música o editada si su diferencia sólo radica en las características de la creación, por lo que sólo el tratamiento social de los compradores e inversionistas son capaces de establecer esas diferencias. Hoy un elevado número de artistas, galeristas, dealers y coleccionistas contribuyen a la producción de arte, a través de objetos fácilmente estandarizables para la compra-venta, pero también con mucho simbolismo de protesta y denuncia sobre lo que ocurre en la actualidad.
Teniendo en cuenta esto, ya no resulta tan curiosa la relación que tienen las tecnologías criptográficas con respecto al arte y porqué han crecido tan desmesuradamente estos últimos años. Es probable que la tendencia sea de crecimiento, y los NFT hayan llegado para facilitar la inserción del arte en un mundo cada vez más digital.
Resulta evidente que una relación íntima con la tecnología también cambie las formas de percibir el arte, puesto que su creación sería radicalmente distinta a lo que solemos percibir antes del surgimiento de esta tendencia. Los sectores jóvenes se encuentran especialmente atraídos por los NFT, y esto es el resultado de una gran cantidad de actividades que transcurren digitalmente. En conclusión, esto deja una necesidad de formar representaciones digitales de marcas, música y arte, que no podrían hacerse de otra manera.
Conclusiones
El mercado del arte es una realidad que puede incomodar a algunas personas, pero ciertamente es una realidad que rodeó y continúa rodeando al arte. El dinero no es más que la representación de un valor hacia una creación, lo cual brinda un significado y al mismo tiempo, un incentivo a los artistas que buscan expresarse a través de las distintas disciplinas. A lo largo del artículo, pudimos notar que el concepto de dinero no sólo puede limitarse al mercado, y que ciertamente, forma parte de nuestra sociedad de formas que no son tan obvias como la compra-venta de artículos. El arte necesita un soporte, un sustento, que le brinde estabilidad y le indique a los artistas aquello que es bien recibido por su audiencia.
Aquellos artistas que han sabido encontrar su nicho, pueden obtener una recompensa por ello y tener la posibilidad de continuar invirtiendo en mejorar su habilidad para continuar creando su arte. En otras palabras, el dinero, lejos de ser un concepto que perturba al arte, es un recurso que puede ser beneficioso para una mejor calidad de vida del propio creador, así como para la puesta en valor de su trabajo.
Es tarea de todos, artistas, inversionistas o meros aficionados, entender que el arte no puede existir por sí mismo, y alejarnos del concepto romántico de que sólo puede existir gracias a su significado o simbolismo. El mismo es importante, no hay dudas de ello, pero no es el único factor a tener en cuenta si buscamos entender cómo funciona realmente el arte y cómo ha ido evolucionando a través del tiempo.
La tecnología no hizo más que transformar esta relación hacia un mundo digitalizado y, aunque revivió una gran cantidad de debates, nos encontramos ante un panorama que existió desde tiempos inmemoriales. El arte precisará de nuestra apertura y comprensión para continuar con su camino por desarrollarse, y difundirse a través del mundo como una forma más de comunicación humana.
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