Las criptomonedas son percibidas como monedas inestables, dinámicas, volátiles, inseguras. Muchos inversores que evaden la incertidumbre generalmente tienen esta opinión de este tipo de activos, prefiriendo utilizar sus recursos en valores más “estables”: coches, divisas como el dólar, propiedades, entre otros. Este concepto es cada vez más sesgado, y a medida que nos adentramos en mercados cambiantes, nos encontramos con un entorno completamente diferente. La reserva de valor está cambiando rotundamente respecto hace algunas décadas, y por ende, la confianza también está migrando hacia otros sistemas monetarios. Sin embargo, esta problemática es muy compleja y depende de muchos factores históricos, económicos, políticos y sociales.
En los próximos apartados vamos a realizar un breve análisis sobre este debate, y cuáles son los conceptos más importantes para comprender los sucesos que vendrán a futuro.
¿Qué diferencia hay entre una criptomoneda y el dinero Fiat?
Si no te encuentras familiarizado con el término, probablemente desconozcas que lo tienes guardado en tu bolsillo o en tu cuenta bancaria en este mismo momento. El dinero Fiat se traduce del latín y significa “hágase” o “que así sea”. Ese nombre proviene del hecho de que existe un consenso, o decreto por parte de un gobierno que le brinda un respaldo. El mismo existe de forma predominante desde 1971, cuando Estados Unidos rompió su relación con las reservas de oro.
Esto sucedió en un contexto de endeudamiento del gobierno por la guerra de Vietnam, y terminó por acabar con la convertibilidad del dólar a nivel mundial. El dinero, desde ese entonces, dejó de considerarse fiduciario. Esto quiere decir, que ese dinero no cuenta con un respaldo físico que atesora el gobierno que lo imprime. Esta característica comienza a eliminar cualquier percepción de estabilidad.
Las criptomonedas, por otro lado, también poseen valor por convención y bajo esta percepción, no tiene demasiadas diferencias con el dinero fiat. El precio de este tipo de divisas está determinado por el proceso de compraventa: en esencia son los mismos usuarios los que causan las fluctuaciones en el valor. Si bien influyen muchos factores, la importancia de la oferta y la demanda es la principal responsable y permite su enorme crecimiento a lo largo de los años.
Paradójicamente, muchas personas ven al dinero fiat como una solución frente a las criptomonedas. No obstante, la misma historia ha sido testigo de cómo aquellas emitidas por los bancos centrales responden de forma directa a las políticas económicas concretas. Esto podría resumirse a que su valor está directamente relacionado a grupos de poder y somete a la población a las necesidades de unos pocos.
¿Cuáles son las funciones básicas del dinero?
Cualquier tipo de activo, criptomoneda o tradicional, debe cumplir con cuatro funciones básicas y necesarias:
Ser medida de valor: Debe representar una riqueza medible y que todos estemos de acuerdo con su existencia.
Ser instrumento de intercambio: En otras palabras, debe permitir adquirir productos o servicios con este valor.
Servir como medio de pago: De nada serviría poseer un valor si no es posible utilizarlo para compensar a otra persona con él a cambio de un bien.
Servir como reserva de riqueza: Ese valor debe poder acumularse, a fin de mantener cierta riqueza.
El oro y la plata cumplen muy bien estas funciones ya que tienen propiedades específicas. Se trata de materiales que son escasos (no disponemos de oro o plata en cantidades infinitas en el planeta), son consistentes, de gran calidad y muy resistentes a la corrosión. En otras palabras, pueden mantenerse a través de las generaciones sin perderse y tienen propiedades que los convierten en materiales únicos. Estas características fueron tan importantes que en la antigüedad se utilizaban para acuñar las monedas.
No obstante, como hacerlo era complejo y con el objetivo de facilitar las transacciones, se empezó a usar el dinero en papel para representar grandes cantidades de oro. Ese dinero podría ser considerado como un “cupón” que hacía referencia a cantidades concretas de oro en las reservas.
Actualmente este tipo de dinero ya no existe: podríamos comprobarlo concurriendo al Banco y pedir que nos entreguen su equivalente en oro o plata. Con toda probabilidad, podríamos recibir una respuesta negativa, ya que no disponen de metales preciosos en sus cajas fuertes. En gran parte, el dinero que tenemos en nuestras manos se trata de meros papeles que las entidades han impreso y puesto en circulación con el respaldo de su propia autoridad.
Las criptomonedas, por otro lado, también son consideradas dinero, ya que cumple con estas cuatro características. El Bitcoin, por ejemplo, se destaca por ser un bien limitado: en toda su historia sólo van a ser creados 21 millones. Esto le confiere mucho valor ya que al igual que los metales preciosos, no serán infinitos en un futuro. No obstante, aunque lleguemos a este valor, no habrán limitaciones en la circulación dentro del mercado, puesto que pueden dividirse en ocho cifras decimales. A diferencia del dinero fiat, que puede ser creado arbitrariamente, está sujeto a reglas que mantendrán su valor en el tiempo a largo plazo.
Credibilidad del dinero fiat y criptomonedas
Con cada vez mayor frecuencia, la población está siendo afectada por sucesivas crisis financieras, políticas y sociales. Las guerras y decisiones económicas arbitrarias han desgastado el poder adquisitivo de muchos sectores, lo que llevó a un punto de no retorno en el declive de la credibilidad de los gobiernos. Como se mencionó anteriormente, el dinero fiat se establece a través de la fortaleza de cada gobierno, motivo por el cual estamos ante una relación muy estrecha. En otras palabras, la emisión monetaria depende pura y exclusivamente de las decisiones de los gobiernos para poder accionar políticas en el mercado del dinero, sin depender de otro valor de referencia.
Esto supuso un arma de doble filo para muchos gobiernos, ya que al inundar de liquidez sus poblaciones, llevó a serios efectos nocivos en sus economías. Muchos países actualmente están teniendo problemas serios con la hiperinflación y el colapso de su propio sistema. Como sabemos muy bien, esto no solamente influye en los aspectos económicos, sino que nos encontramos con panoramas de familias perdiendo sus comodidades y en un estado de completa vulnerabilidad.
Esta falta de credibilidad es la que justamente dio nacimiento a lo que conocemos actualmente como criptomonedas. Satoshi Nakamoto había ideado inicialmente a los Bitcoin como alternativa al dinero convencional, como una versión mejorada y mucho más accesible, sin intervención de ningún gobierno. No fue una decisión caprichosa: en esta primera década del siglo XXI, estalló la crisis financiera mundial, y por consiguiente, un período prolongado de mucha incertidumbre. La caída de los valores llevaron a la bancarrota a muchos inversores y las malas decisiones gubernamentales no hicieron más que profundizar esta desigualdad.
Aunque fue algo negativo en apariencia, también supuso una oportunidad para las nuevas tecnologías que se venían trabajando desde hace una década. Este mercado cripto estaba pensado para ser realizado P2P (person to person), brindando todas las libertades necesarias a sus participantes y cumpliendo con todas las características que la convierten en dinero. Podía acumularse o intercambiarse, mantenía un valor y servía para adquirir bienes o servicios.
La creciente credibilidad de la población mundial hacia las criptomonedas han hecho que su valor creciera exponencialmente y esto está atrayendo más inversionistas que buscan altos márgenes de rentabilidad. Es destacable el rol que han tenido las redes y otros canales virtuales en la capacitación y divulgación, ya que ha ayudado a cada vez más personas a comprender la verdadera naturaleza de las criptomonedas y sus beneficios.
La “temida” volatilidad
Esta es una cuestión que se ha debatido hasta el cansancio entre los adeptos a las criptomonedas y aquellos que no están de acuerdo con su utilización. La volatilidad puede ser una característica muy arraigada a las criptomonedas que generó interés, pero al mismo tiempo desconfianza y es el principal factor que detiene su aceptación a nivel mundial. En parte, la volatilidad se debe en gran medida porque el mercado es más pequeño en relación a las divisas tradicionales, y por lo tanto, es especialmente susceptible a sus variaciones. Sin embargo, esto podría ser considerado como el efecto de un mercado muy joven y a medida que continúe creciendo, esta tenderá a reducirse.
La maduración del mercado cripto es una realidad que podremos ver en el transcurso de los próximos años. A pesar de que su aparición fue hace algo más de una década, todavía nos encontramos en fases tempranas de su desarrollo.
La volatilidad, aunque está muy relacionada con las criptomonedas, es un concepto del que el dinero fiat tampoco se ha salvado y como mencionamos anteriormente, tiene un sustento en la confianza hacia los gobiernos. Las crisis financieras ponen en serio riesgo el valor y la inflación han quitado una característica muy importante a muchas divisas tradicionales: la capacidad de acumular riquezas.
Inclusive en muchos países que están sufriendo actualmente períodos inflacionarios, muchas personas están migrando sus riquezas hacia este tipo de activos para evitar que se devalúan. Proponerles guardarlas utilizando el dinero emitido por su gobierno sería algo inaceptable, teniendo en cuenta que perderían completamente sus riquezas en cuestión de poco tiempo.
Transparencia del proceso Blockchain
Con cierta frecuencia, se asoció al mercado cripto con la compra y venta de artículos ilegales o con ilícitos. Generalmente, esto es así porque suele relacionarse con lo alternativo, aquello que escapa de lo tradicional y lo regulado por los gobiernos. De hecho, en muchos países como China se prohibió, y alimentó la creencia de que la inversión en criptomonedas es insegura o tiene fines meramente ilegales. Este tipo de perspectivas está relacionada con un desconocimiento del proceso Blockchain. De hecho, este proceso posee ventajas que el sistema tradicional no contempla, y no posee estructuras para solucionar.
El proceso de bloques es relativamente sencillo, pero implica a muchas personas y por esta misma razón podemos afirmar que estamos ante una tecnología absolutamente descentralizada. Pero para comprenderlo mejor, vamos a resumirlo en pasos definidos:
“A” quiere enviar dinero a “B”
La transacción se representa en la red como “bloque”
El bloque se transmite a la red
Los que están en la red aprueban la transacción como válida
El bloque se añade a la cadena, proporcionando un conjunto de operaciones sólido y transparente
El dinero se mueve de “A” a “B”
Este circuito (muy resumido) puede dar un panorama bastante ilustrativo de lo que sucede con las criptomonedas y también sirve como una introducción para entender cómo funciona la tecnología Blockchain. Comprendiéndolo, podemos darnos cuenta de que todas las transacciones están registradas y su alteración es prácticamente imposible: los bloques son inalterables.
De hecho, también se utiliza para muchos otros procesos que requieren de un proceso transparente, como los NFTs o la generación de token que garanticen la perpetuidad de ciertos datos o firmas. Se cree que esta tecnología tendrá muchas más aplicaciones con la implementación de los metaversos y formarán parte de una parte esencial para mantener un mercado equitativo en estos entornos.
Cuando hablamos de dinero fiat, estamos ante un panorama completamente diferente. El bitcoin, por ejemplo, tiene una masa monetaria controlada y limitada, por el trabajo arduo de muchas personas de diferentes nacionalidades. El dinero fiat, por otro lado, es creado “de la nada” por los bancos, de acuerdo a lo que consideran las necesidades económicas de la nación. Esto genera una falta de control por parte de casi todos sus usuarios, quienes desconocen completamente cuál es el criterio para llevar a cabo las decisiones.
Si buscamos encaminar a la población hacia una economía más transparente, probablemente el camino se encuentre hacia un mercado controlado por tecnologías como Blockchain. La transparencia es un factor que asegura mayor confianza y aceptación de las criptomonedas alrededor del mundo. Resulta una paradoja que la ausencia de entidades gubernamentales, controlado principalmente por miles de personas, sea el ingrediente necesario para un mercado más seguro y transparente.
El conflicto entre los gobiernos y el mercado cripto
Con toda la información que hemos analizado podemos justificar por qué algunos gobiernos han reaccionado de forma negativa a la implementación de criptomonedas. Una parte cada vez más creciente de la población está comenzando a migrar sus riquezas hacia las criptomonedas, dejando de lado casi por completo el uso de valores tradicionales emitidos por su gobierno. Esta creciente desventaja frente a las criptodivisas hace peligrar la autoridad propia de las entidades estatales, y en ciertas regiones intentaron limitar su circulación.
Otros países han intentado crear sus propias versiones de “criptomonedas”, con la diferencia de que las mismas son reguladas por los gobiernos, tal como sucede con el dinero fiat, pero regulados por Blockchain. Pero teniendo en cuenta de que pueda implementarse, ¿podría gozar de los mismos beneficios que monedas como el Bitcoin? ¿O perdería su propia esencia de ser libre y descentralizado? Las respuestas a estas preguntas dependen de la percepción de cada uno y podrían abrir un debate muy interesante.
Muchos consideran que podría funcionar como dos activos con sus propias características, constituyendo a futuro un mercado mixto. Esto podría darnos la pista de lo que podría suceder a largo plazo con el dinero Fiat, aunque aún sólo podemos basarnos en opiniones de especialistas y proyecciones.
En definitiva, nuestro rol es continuar atentos y continuar haciendo uso de nuestra herramienta más valiosa: la información. Esto podrá disipar todas las dudas y permitirnos como población tener más y mejores recursos para proteger las riquezas que hemos generado a base de trabajo y mucho tiempo.
Conclusiones
El dinero, como tal, no es más que una convención. El dinero que conocemos y utilizamos, en definitiva, tiene valor en la medida en la que todos nos encontremos de acuerdo y creamos en él.
Si tenemos en cuenta este hecho, no encontramos demasiadas diferencias entre el dinero fiat y las criptomonedas, lo cual elimina todo sesgo alrededor de éstas últimas. Los mercados están cambiando cada vez más a favor de divisas descentralizadas, transparentes y libres de cualquier regulación, motivo por el cual la tecnología se ha convertido en la mejor aliada para lograrlo.
El dinero fiat ha demostrado a lo largo de la historia que no resulta viable a largo plazo y que depende en gran medida de las decisiones arbitrarias de un grupo reducido de personas. Las necesidades de la población se encuentran encaminadas en eliminar este sistema que ha perjudicado sus riquezas y con urgencia se necesita un restablecimiento del poder adquisitivo.
El mercado de las criptomonedas está creciendo y esto es un hecho. Con probabilidad podrán resolver a futuro muchos inconvenientes, mientras que las divisas tradicionales continúan perdiendo credibilidad en un mundo cada vez más cambiante. A pesar de los intensos debates, el contexto económico y social está apuntando a este tipo de cambios y todos debemos estar preparados para ello.
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