Si bien podemos tratar la identidad como un elemento exclusivamente técnico, producto de los recientes debates alrededor del uso de redes sociales, también vale la pena revisar algunos elementos fundamentales sobre este concepto tan importante.
¿Será nuestro avatar una representación nuestra o seremos nosotros mismos? ¿Cómo nos aseguraremos de que pertenezca a la persona? ¿Cómo podría solucionar la tecnología blockchain los inconvenientes de seguridad?
Muchos de estos conceptos pueden explicarse basándose en especulaciones y en las tecnologías que contamos actualmente.
En los siguientes apartados vamos a tratar con mayor profundidad esta idea y desentrañaremos algunos conceptos de la identidad en un mundo cada vez más tecnológico.
¿Qué se entiende por identidad en el metaverso?
El término “identidad” podría convertirse en un debate filosófico y psicológico, teniendo en cuenta que se refiere a algo propio del individuo y su entorno. En términos generales, la identidad es la concepción y expresión que tiene cada persona sobre su individualidad y la pertenencia que tiene el mismo a ciertos grupos. La identidad puede cambiar dependiendo de la cultura y períodos históricos, adaptándose a concepciones nuevas del mundo y sus innovaciones.
Aunque podríamos llegar a relacionarlo con un individuo físico, la era digital nos enseñó que ésta puede tener fronteras que van mucho más allá. La identidad puede involucrar lo que una persona puede concebirse a partir de lo que realiza o con quiénes se relaciona en ámbitos digitales, como redes sociales, comercios electrónicos y otras aplicaciones. El individuo, entonces, se extiende más allá de lo que físicamente puede observarse.
El metaverso es un entorno virtual inmersivo donde muchas personas podrán “transportarse” utilizando un avatar, y vivir experiencias cotidianas como trabajar, divertirse, hablar con otras personas y ganar dinero. El individuo, por supuesto, no se moverá físicamente de su lugar, pero con ayuda de un casco de realidad virtual podrá ser parte de una cantidad inmensa de actividades.
Ahora bien, lo que observaremos en el metaverso, si nos sumergimos en él, serán representaciones de personas, con aspecto con diferentes modelos en 3D, y personalizaciones propias de cada gusto o cultura. De alguna manera, estaremos viendo una parte de su identidad, representando a una persona que probablemente se encuentre a muchos kilómetros de distancia. Ese avatar estará personalizado con elementos que nos recuerde a la persona física, o por lo menos, sus gustos personales, motivo por el cual nos estaremos acercando hacia una representación cada vez más fiel a aquella identidad física.
El autoconcepto y la identidad con el mundo pueden sufrir grandes cambios con la implementación de este tipo de tecnologías. Podrían desdibujarse ideas sobre quiénes somos realmente y qué significa ser nosotros mismos en una realidad virtual. Es posible que nuestros avatares funcionen como un pasaporte, o una representación nuestra, o bien convertirse en parte de la identidad.
Muchos sociólogos y expertos en la materia, indican que el metaverso podrá ser un espacio donde surgirán culturas. La multiplicidad de actividades y el intercambio de información, si se permite y no se restringe, será una base perfecta para el surgimiento de costumbres y formación de grupos específicos. Y donde exista cultura, por supuesto que jugará un rol importante el concepto de identidad: las personas que forman parte de esta cultura se verán identificadas con ella, y formará parte de la percepción propia.
Esto puede iniciar muchos debates éticos sobre lo que podría llegar a implicar la posesión de un puñado de empresas en un entorno como el metaverso. ¿Qué sucederá con la cultura si existe una regularización, imposición, restricción respecto a ciertas actividades? Un metaverso con pluralidad de culturas necesariamente necesita de un entorno libre donde todos puedan expresar sus ideas, dentro de lo éticamente permitido.
Al igual que sucede en el mundo físico, una parte de nuestra cultura se moviliza a través de tendencias, muchas de ellas impuestas por empresas. Probablemente, esto será así también en el metaverso, y dependerá en gran medida de la oferta y la demanda.
Identidad y seguridad en el Metaverso
Si buscamos un Metaverso con avatares que realmente representen una identidad, se debe prestar mucha atención a la seguridad. En un entorno inmersivo, debemos estar seguros de que las personas con quienes nos comunicamos son reales, y que representen de forma genuina quiénes son. En otras palabras, no mentir sobre sus características, su género o edad. Esto nos puede conducir hacia métodos seguros en donde las personas deben autenticarse y dar crédito a que sus datos son verdaderos.
A pesar de que el metaverso puede ofrecer un panorama bastante alentador, todavía quedan muchas incógnitas para resolver. Una de ellas se encuentra relacionada al ciberacoso, la delincuencia, y las agresiones que pueden darse en este entorno. Si pensamos en las redes sociales actualmente, podemos observar que esto existe y es necesario tener cierto control para denunciarlo.
También se debe investigar hasta qué punto esto podría ser viable para los niños y cuánto tiempo podrían exponerse a este mundo digital. A diferencia de los adultos, aún están construyendo su relación con el entorno y una exposición muy larga a universos inmersivos podrían distorsionar su relación entre ambas realidades.
Sin embargo, todavía no existe una integración suficiente para descubrir lo que implicaría. Debemos tener en cuenta que en el marco educativo y legislativo, aún queda mucho por trabajar.
Sus alcances pueden ser de grandes magnitudes si imaginamos que dentro del metaverso podrán moverse niños y adolescentes que pueden caer víctimas de personas mal intencionadas que han falsificado sus datos. También podría ser tierra fértil para estafas y robos de información no autorizados, lo cual sería muy negativo y quitaría seguridad a un entorno tan prometedor como el metaverso.
Afortunadamente, con ayuda de la inteligencia artificial, es posible resolver estos inconvenientes.
La inteligencia artificial y sus algoritmos van a jugar un papel importante para recoger y gestionar los datos, bien a través de IoT (Internet de las cosas) o a través de robots (softwares) que van a considerar rasgos para identificación. Es decir, cuanto más inmersivo será el entorno, más estaremos relacionando información a este tipo de softwares, los cuales pueden hacer seguimiento en tiempo real, e incluso nuestro estado anímico.
El metaverso debe contar con procesos de verificación de identidad digital que cubra todo el viaje del usuario, y al mismo tiempo, garantice que pueda tener una experiencia positiva dentro de este entorno. El onboarding del avatar, la re-verificación y la vigilancia son pasos imprescindibles para asegurar cada una de las fases.
La pérdida de la información personal podría ser un inconveniente importante dentro del metaverso y un eje central de debate en muchas plataformas donde se ingresa información personal. Aquí pueden aparecer soluciones muy innovadoras que podrán ir de la mano con conceptos que actualmente conocemos, pero que no han sido aplicados en estos términos.
Muchos de los avatares del metaverso se están comenzando a adquirir a través de NFT. Si bien podría considerarse una adquisición más además de otros accesorios o funciones, esto podría ser el pie inicial para crear identidades irrepetibles dentro de los mundos digitales. Al igual que en el mundo físico, sería imposible replicar una identidad, cada una única e inigualable.
No obstante, esta cuestión puede abrir debate sobre la autenticidad de esa identidad, y sobre el hecho de comercializar dicha representación digital. La posibilidad de compraventa tal vez sea restringida de alguna manera, para preservar el hecho de que cada uno puede portar una sola y al mismo tiempo, es un fiel reflejo de la identidad de cada usuario.
En este sentido, la tecnología blockchain puede ofrecer soluciones muy seguras y anonimizadas para este modelo. Por eso, se deben crear protocolos identitarios que se construyan a partir de elementos descentralizadores e inmutables, que no sean denominados ni propiedad de terceros. Esto permitirá que las identidades garanticen una credibilidad necesaria para asegurar una experiencia segura.
¿Los NFT podrían servir como documentos de identidad?
Las características que definen a los NFT podrían aplicarse bastante bien si buscamos una tecnología que facilite la autenticación de una persona y su identidad. Tal como mencionamos en el anterior apartado, el blockchain puede generar los procesos necesarios para impedir una duplicación o modificación de un dato único y sensible como es el caso de la identidad. Esto resultaría fundamental, ya que una vez adquirida, formará parte de la propiedad de ese usuario y lo representará.
Actualmente, esta utilidad no se encuentra muy difundida, pero se proyecta que podrá ser uno de los principales usos en una futura comunidad digital. Sin embargo, no sólo estarán recluidas a éste: también formarán parte de numerosos contratos digitales, compraventa de accesorios únicos, parcelas virtuales y casi todos los bienes que podremos encontrar en el metaverso.
Uno de los desafíos más importantes se encuentra en la posibilidad de transferir, ya que al no permitirlo, podría dejar de considerarse como un token. Probablemente, éste pueda ser el puntapié inicial para la generación de una subcategoría, o variación de los NFT, que sirva exclusivamente como documento de identidad, relacionado estrechamente con blockchain.
Otros ejes de debate alrededor de este tipo de identidad en el metaverso podría basarse en las restricciones. ¿Los avatares con cierta categoría de identidad podrían verse restringidos a ciertas partes del mapa o no poder ingresar a un evento? Es probable que algunas empresas apliquen este tipo de medidas para actividades exclusivas para sus clientes, o en eventos privados.
Tal como sucede en la vida física, las personas podrían moverse en ciertos sitios y realizar actividades, pero dentro de un marco permitido y de límites de cada propiedad. Si has adquirido un permiso que autoriza al avatar para tener libre acceso a ciertas parcelas, podrás hacerlo, de lo contrario no.
En definitiva, la idea de una identidad autónoma y portátil basada en blockchain podría ser revolucionaria, si tenemos en cuenta que actualmente debemos entregar información a organizaciones centralizadas de forma casi constante. Esto, además de proteger la identidad de la persona, podría servir como un modo de optimizar el tiempo y evitar la carga de tediosos formularios.
Identidad interpolable vs identidad propia
En la actualidad, interactuamos con otros usuarios en distintas plataformas utilizando una identidad interpolable. Es decir, utilizamos una cuenta a nuestro nombre para representarnos y darnos a conocer con las distintas comunidades. Dicho con otras palabras, podría servir como un pasaporte que debemos llevar a lo largo de nuestra experiencia.
Sin embargo, esta situación podría llevar a muchos cambios en la forma que percibimos los entornos virtuales. Si antes lo utilizábamos como una herramienta para interactuar, el metaverso nos enseñará a introducirnos en él para hacerlo, como un espacio donde podemos transportarnos. Esta experiencia tan realista no tiene comparación con la forma en la que actualmente operamos en internet, motivo por el cual no sería lógico afirmar que sería exactamente igual.
Algunos expertos creen que el metaverso podría ser un lugar adicional a nuestras casas o el trabajo. En este nuevo entorno, las personas podrán socializar, intercambiar ideas, divertirse, y hasta incluso participar de reuniones con personas a muchos kilómetros de distancia. Aunque no lo podamos notar claramente, éste podría suponer el primer paso hacia la implementación de nuevas formas de vivir la virtualidad y este cambio podría ser mucho más rápido de lo que pudimos haber creído.
Esto nos podría llevar a pensar que nuestros avatares ya no serían sólo “identidades interpolables” que nos representan. A pesar de que esta concepción es muy subjetiva, muchas personas podrían comenzar a considerar sus avatares como parte de ellos mismos, y una identidad propia. Sería curioso analizar esto, ya que podríamos comenzar a entender a la individualidad de cada persona como algo que se extiende mucho más allá de su presencia física.
Sobre todo las nuevas generaciones, serán parte íntegramente de una vida virtual, cada vez más inmersiva. La mayoría de sus actividades van a transcurrir allí, hasta incluso su educación básica. Muchos de los eventos sociales se realizarán bajo esta modalidad de encuentro. La identidad de estas generaciones tendrá muchas diferencias respecto a las nuestras, quienes nos hemos desarrollado casi por completo en un mundo físico y debíamos recluirnos a computadoras o smartphones para adentrarnos en el virtual.
¿Tendrán efectos negativos en las futuras generaciones? Este tipo de dudas surgieron al mismo tiempo que todas las innovaciones tecnológicas. Ciertamente, el ser humano se adapta a la cultura y tecnología del momento en el que se desarrolla, y ésta no será una excepción. No sería mejor o peor, sino que diferente.
Aún quedan algunas incógnitas que no podremos descifrar hasta que el metaverso nos permita descubrirlas mediante su experiencia. Estos conceptos podrán ser tema de reflexión desde muchos puntos de vista como el psicológico, sociológico, tecnológico, hasta incluso filosófico.
Conclusiones
Entender la identidad no solamente es debatir sobre las implicancias tecnológicas y la ciberseguridad que implica el metaverso. La identidad es un concepto personal e íntimo de cada individuo que podrá sufrir grandes transformaciones con el paso del tiempo. El metaverso será un entorno que va a cambiar definitivamente la cultura y las costumbres alrededor de las actividades cotidianas, motivo por el cual también modificará las concepciones individuales y con nuestro entorno.
Un metaverso limitado en cuanto a las libertades personales probablemente no tendría tanto éxito: para lograr un universo digital realmente diverso y enriquecedor para las identidades es necesario contar con la apertura de un sinfín de actividades y ecosistemas que las personas puedan crear o mantener.
Por otro lado, existirán muchos desafíos relacionados con la autenticidad de las identidades. Nuevamente, el blockchain podría ser una tecnología que resolverá este inconveniente y podrá crear una identidad única e intransferible. Actualmente, los NFT cuentan con la característica de ser única pero ésta última sí podría transferirse, motivo por el cual se analiza si sería el pie inicial para el surgimiento de una nueva categoría cripto.
En conclusión, el metaverso podría convertir nuestro concepto de identidad desde varios frentes, hasta llegar inclusive a nuestra propia subjetividad como personas. Un punto definitivamente interesante del que sólo podemos especular, y esperar para ver cómo se desarrollará a largo plazo.
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